Contra el soterramiento de la M-30


     

Sundown, Parma
Tunnel Carcass before Start of Completion Work.
Photo: Darrelmann. Senate Department of Urban Development

www.stadtentwicklung.berlin

 

 
 
 

Attac. Francisco Altemir Ruiz-Ocaña.
Ingeniero de Caminos. Miembro de Attac Madrid

Contra el soterramiento de la M-30

www.attacmadrid.org


   


 
 

 

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CONTRA EL SOTERRAMIENTO DE LA M-30

Se puede afirmar que el proyecto de soterramiento de la M-30 es intrínsicamente perverso por muchas razones. Veamos por qué, pero empecemos con un poco de historia.

Francisco Altemir Ruiz-Ocaña. Ingeniero de Caminos. Miembro de Attac Madrid

BARCELONA E ILDEFONSO CERDÁ

Quiero hacer un poco de historia recordando la figura de Ildefonso Cerdá (1815-1876), Ingeniero de Caminos de mediados del Siglo XIX, autor y promotor (en ello dejó su vida) del Ensanche de Barcelona.

Fue el Maestro indiscutible de un urbanismo con faz humana. Recuerdo sus palabras:

“…imposible parece que haya un facultativo de corazón que no tiemble al trazar las primeras líneas del plano de una ciudad cuando debe saber que esas líneas deciden el porvenir material y humano de un sinnúmero de familias.”

Cerdá representa el espíritu liberal y progresista que animaba a los ingenieros de caminos de aquel siglo. Era un utopista pragmático. Amaba su ciudad y eso le hizo concebir una idea nueva de lo que debería ser el urbanismo.

Todo, en su proyecto, tenía sentido:

1. La cuadrícula. La orientación de las calles no fue producto de la casualidad o del capricho. Obedecía a razones higiénicas, Barcelona era diezmada periódicamente por la peste. La insalubridad del centro histórico y el hacinamiento tenían un efecto multiplicador. Estudió los vientos reinantes para orientar las calles en el sentido de que tuviesen la mayor ventilación.

2. La vivienda. Buscaba la máxima higiene y defensa de la privacidad. Al mismo tiempo pretendía ruralizarla.

3. La manzana con jardín interior (hoy ya desaparecidos) es el primer elemento de la complejidad urbana. Todas sus dimensiones están perfectamente estudiadas para conseguir ventilación y soleamiento.

4. Las calles. La anchura de una calle normal es de 35 metros. Por ella discurren las galerías de servicios (agua, saneamiento, electricidad, telégrafo) y el ferrocarril). Fue pionero y no tuvo continuadores, prueba de ello es el desorden caótico de las “modernas” redes de servicios. Fue un adelantado a su época al descubrir las posibilidades del ferrocarril como transporte público.

MADRID

Pocos años después otro ingeniero de caminos, Carlos María de Castro, lleva a cabo el ensanche de Madrid, el llamado Barrio de Salamanca.

Las diferencias son notables:

Cerdá era un ingeniero independiente, amante de su ciudad, volcado en el bien de los ciudadanos.

Castro había trabajado con el Marqués de Salamanca en la construcción del FFCC Madrid-Aranjuez.

El Barrio de Salamanca es un producto del afán de lucro de un financiero, hoy diríamos especulador: el Sr Marqués. La estrechez de sus calles, la mezquindad, la falta de visión y de preocupación cívica, son pecados que están pagando las generaciones actuales, por mucho que el nuevo capitalismo de despilfarro y escaparate haya convertido a alguna de sus calles en “la milla de oro” de la ramplonería estética actual.

La idea innovadora de otro ingeniero de caminos, Arturo Soria, de construir una Ciudad Lineal, unida por una línea de tranvías, ha sucumbido a las acciones unidas de la especulación y de la piqueta. Grandes bloques de casa han sustituido a los humildes chalets que había concebido su promotor. El nombre de Ciudad Lineal hoy es sólo recordada por la estación de metro del mismo nombre y la calle Arturo Soria que recorre linealmente el distrito no tiene, tan siquiera, un transporte colectivo que una los dos extremos de la calle, en contra de la concepción original.

En Madrid sobreviven algunos enclaves de casas modestas con pequeños jardines construidas casi todas por asociaciones y cooperativas obreras en los años 30, Ciudad Jardín, Cruz del Rayo...Sus propietarios ya no son los primitivos ni sus herederos. Sus propietarios son gente acomodada. Son islas paradisíacas en la megalópolis. No durarán mucho, tiempo la acción combinada de la piqueta y la especulación acabarán con ellas.

El Madrid del primer tercio del Siglo XX empezó a transformarse profundamente en la posguerra. Con anterioridad, en el mismo inmueble convivían distintas clases sociales, desde el Sr Conde que vivía en el Principal hasta el obrero que vivía en los áticos. Esto producía una cierta cohesión social y estima mutua por los diferentes conocimientos, habilidades y culturas.

Los miedos y desconfianzas que impregnaron la vida social en la posguerra, así como la proliferación del ascensor, que igualaba el valor de los pisos de la primera a la última planta, hizo que las diferentes clases sociales se aislaran, cada una en su gueto adecuado. A eso se une la explosión demográfica causada por la inmigración interior y la industrialización que originó la formación de una ciudad de aluvión, sin orden ni concierto. No había nadie con corazón para tratar de humanizar la urbe. Tal situación ha sido el campo abonado para que, por la falta de planificación, por la ausencia total de participación ciudadana para resolver los problemas que nos afectan a todos, sea el campo abonado para la especulación que tanto ha encarecido el valor de la vivienda en los últimos años.

Ahora vivimos en Madrid en una democracia formal en la que todas las decisiones se toman para “favorecer a los ciudadanos” pero sin contar con ellos. Una prueba: el Ayuntamiento había prometido la construcción de una Casa de Campo de 800 Ha en el Parque de Valdebebas. Tal proyecto ha desaparecido de la faz de la tierra. La construcción de la nueva Ciudad Deportiva del Real Madrid ha sido la punta de lanza que ha quebrado las esperanzas de muchos madrileños. Todo se ha llevado a cabo en silencio, en la penumbra de los despachos, sin participación ciudadana. En el parque prometido se alzarán miles de viviendas, instalaciones del aeropuerto o de las ferias que tanto renombre e ingresos nos proporcionan a los madrileños. Todo para el pueblo pero sin el pueblo. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid declaró ilegal tal actuación. Los grandes poderes financieros ignoran eso, van a hechos consumados.

Los problemas de toda índole que ahogan la vida de las ciudades no se pueden resolver en la soledad de los despachos, máxime si los “lobbies” especuladores y financieros presionan para obtener el máximo beneficio. Los problemas deben resolverse con la participación activa de todos los ciudadanos; nuestra vida, la de nuestros hijos y descendientes dependerá de ello.

LA CIVILIZACIÓN (¿) DEL AUTOMÓVIL

No se pueden cerrar los ojos a lo que parece cada vez más evidente: la actual cultura(¿), individualista, insolidaria y agresiva del automóvil no parece que conduzca a ninguna parte.

1. El crecimiento, casi exponencial, del parque mundial de automóviles convertirá, en pocos años, a países enteros en desiertos motorizados. Alguien ha vaticinado que el fin del mundo será un gran atasco.

2. La generalización del automóvil como medio de transporte en las ciudades es totalmente inviable.

3. La velocidad media de transporte es inferior a la del peatón normal. Para obtener esa velocidad media hay que tener en cuenta: las horas que pasamos al volante; las horas que hay que trabajar para pagar el coche; para mantenerlo; para los seguros; para los impuestos propios; para los impuestos necesarios para la construcción de carreteras, calles y su mantenimiento; las horas que hay que trabajar para pagar los costes sociales derivados de su uso, accidentes, muertos, parapléjicos etc; las horas que habrá que trabajar para pagar los costes medioambientales, efecto invernadero, cambio climático etc. Estos efectos se multiplicarán cuando Asia despierte y siga nuestro mal ejemplo.

4. La cultura del automóvil no nos hace libres, al contrario, nos esclaviza. No nos hace dueños de nuestro destino sino de designios de los fabricantes y de los cantos de sirena de la multitud de sitios donde podemos ir: parques temáticos, playas urbanizadas, xanadus y tantos espejuelos como quieran crear los que mueven los hilos de las marionetas que se creen seres humanos.

5. La cultura del automóvil no es racional, la circulación es el caos perfecto. Por el contrario la cultura del ferrocarril, llámese metro, tren o como sea es perfectamente racional; la circulación de trenes puede ser dirigida por ordenador, con mínimo riesgo de accidentes.

6. La cultura del automóvil es insolidaria y agresiva. Causa estrés y enfermedades coronarias. Cuando se cierran las puertas del coche se tiende a mirar al resto de conductores como enemigos potenciales que buscan hacerte el mal. Por el contrario el usuario del ferrocarril viaja plácidamente, hace amigos, puede ligar, leer y escuchar música; está en contacto con el resto de los hombres. Para los cristianos el ferrocarril sería un invento de Dios y el automóvil lo sería del Diablo.

EL SOTERRAMIENTO DE LA M-30

Se puede afirmar que el proyecto de soterramiento de la M-30 es intrínsicamente perverso por muchas razones:

1. No se han tenido en cuenta los intereses reales de la ciudad. No se pueden decidir en la penumbra de los despachos por muy ilustrados que sean. La realidad es muy poliédrica y hay que tener en cuenta los puntos de vista, opiniones e intereses de los ciudadanos.

2. Un proyecto a financiar en 35 años compromete a generaciones futuras a las que hipotecamos y obligamos a continuar una cultura, que por lo expuesto anteriormente, no tiene viabilidad de futuro.

3. La técnica no tiene autonomía, tiene que estar subordinada a la Razón. No todo lo que puede hacerse se debe hacer, caso contrario el hombre se convierte en aprendiz de brujo sujeto a poderes extraños a él. Si, además, la técnica se pone al servicio de posibles intereses financieros y especuladores pierde su razón de ser de servicio a los ciudadanos. Hay que tener en cuenta que los técnicos son deudores de la sociedad, sus conocimientos no son propiedad privada y exclusiva de ellos, por mucho que lo hayan trabajado, los tienen gracias a los impuestos que ha pagado la colectividad.

4. En otro escrito anterior hacía mención a la peligrosidad de la circulación en túnel con centenares de miles de usuarios diarios. A los daños medioambientales que se van a producir y que, torticeramente, se quieren silenciar. A los intereses inconfesables que producirán beneficios a la sociedad mixta creada por el ayuntamiento y que deberían ser objeto de investigación por parte de la Fiscalía Anticorrupción, pues aquí hay gato encerrado y, si no a ¿qué tantas prisas?. Se habla de un presupuesto de 3.900 millones de euros, pero las obras de túneles tienen muchos imprevistos, no es de extrañar que el coste se incrementase en un 50% como ha pasado en los últimos construidos y mi experiencia de 40 años avala. Se llegaría a cerca del billón de las antiguas pesetas.

5. Madrid tiene muchas carencias en lo que atañe a los servicios públicos, servicios asistenciales etc; España está a la cola de los países europeos en este aspecto. No es de recibo anteponer caprichos o negocios inconfesables a las verdaderas necesidades de los ciudadanos.

LLAMAMIENTO

Al principio he hecho un poco de historia. No conviene caer en errores anteriores por la causa que sea: ignorancia, arrogancia o prepotencia.

Hemos visto que, gracias a un hombre excepcional, Barcelona cambió, aunque en muchos aspectos sólo sea una caricatura de lo que concibió Cerdá. Hombres como él no se prodigan, luchó por su ciudad a cambio de la pobreza y el silencio. Fue un ingeniero poeta que amaba a su ciudad con pasión (“nada grande se ha llevado a cabo sin pasión” decía Hegel).

Ahora las ciudades, materia viva, son, quizás, mas complejas y los problemas más variados, sobre todo porque son deudoras de los errores cometidos con anterioridad.

Para solucionar los problemas urbanos se necesita el concurso de todos los ciudadanos.

Hago un llamamiento a:

Los políticos y técnicos del Ayuntamiento de Madrid para:

- Que se paren a reflexionar antes de emprender tamaño desatino.

- Que piensen, además, con el corazón como hizo Cerdá.

- Que no se pueda decir de ellos: “políticos y técnicos nutridos con sopa de convento, envueltos en sus harapos, desprecian cuanto ignoran.”(Machado).

- Que convoquen al pueblo de Madrid a un debate abierto en el que se decida el modelo de ciudad que queremos.

A los ciudadanos y ciudadanas de Madrid para que:

- Que se opongan a los planes “ilustrados” del actual equipo de gobierno.

- Que pidan participar activamente en la toma de decisiones que sobrepasan el mandato normal de cuatro años por el que se elige alcalde y concejales.

Otro Madrid será posible si todos participamos en su concepción.

 

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