SALUDABLE-SOSTENIBLE >
Preguntas ... en proceso, pronto estará disponible, pero he aquí un adelanto ...
SOBRE EL DERECHO AL ORDEN Y EL DERECHO A LA PARTICIPACIÓN
La ecología, amigos, la ecología
En poco más de un siglo hemos logrado una contaminación masiva antes desconocida del aire que respiramos (smog), hemos ensuciado hasta extremos insospechados nuestras fuentes de agua dulce, hemos producido residuos radiactivos intratables, ¿somos unos inconscientes o preferimos mirar para otro lado (un suicidio lento)?
Pero por otro lado existe desde hace años una corriente popular en favor del medio ambiente que apoyaría medidas profundas y comprometidas. ¿Qué impide aprovechar este impulso? ¿Por qué nada parece avanzar suficientemente?
El derecho a la salud es el derecho a un ambiente higiénico. Y sin embargo, ¿por qué los avances del progreso higiénico sólo benefician a una parte de la sociedad, mientras parecen alejarse del resto?
Disponemos de medios que no existían hace tan sólo 50 años, pero ¿por qué se distribuyen de manera terriblemente injusta? El viejo urbanismo sanitario proyectaba los avances en agua y saneamiento para todos . ¿Se ha perdido ese espíritu del ingeniero? ¿No está de moda el imperativo de la salud pública?
Hoy la salud en la ciudad está en gran parte en el aire. Disponemos de mucha mejor tecnología, pero ¿por qué la contaminación atmosférica nos acecha cada vez más peligrosamente? Disponemos de mejores medios para suprimir ruidos, y sabemos que l os actos ambientales ruidosos, como stressores , perjudican la salud cardiovascular y a la larga la salud mental. ¿Por qué aumentan? En este contexto, l a frase de Hölderlin: “allí donde crece el riesgo crece también lo que salva”, ¿es ingeniosa o estúpida?
La depresión y el estrés ganan terreno. ¿Ha llegado el momento del elogio de la lentitud?
El concepto de ecosistema urbano aúna informaciones y criterios sobre la salud, el aire, el flujo de materiales o la energía. ¿Para cuándo la conciencia de los límites? Los discursos sobre el medio ambiente son de exasperante uniformidad: los datos se acumulan y nos explican que así no podemos seguir. Una y otra vez. ¿Debe ser el miedo a catástrofes sanitarias el motor del cambio hacia un urbanismo más sensato?
El transporte es la principal dolencia de los ecosistemas. Pero la economía es dependiente del transporte y la propensión cultural a moverse en automóvil parece irresistible. ¿Son tan grandes los intereses del petróleo y los automóviles como para envenenar la ciudad y la Tierra? Cuando llega la congestión, es imposible hacerla desaparecer. Más y más vías nunca pueden con un tráfico que se multiplica más deprisa aún. ¿Hemos de comenzar a eliminar infraestructuras?
En 2000, la Organización Mundial de la Salud estimó que 1.100 millones de personas carecían de acceso a un suministro que pudiera proporcionarles el agua limpia potable necesaria para vivir con dignidad. La falta de agua limpia provoca la enfermedad y la muerte de millones de personas cada año (en su gran mayoría niños). ¿Cómo aumentar los recursos hídricos sin comprometerlos? ¿Cómo promover su cosecha ?
Hay que inventar una nueva gestión del agua. La doctrina de la confianza pública es aquí fundamental. En muy pocos ámbitos existe un desfase tan enorme entre las políticas y la realidad como en los temas del agua. ¿Cómo combatir a los señores del agua?
Somos totalmente dependientes del capital biológico. ¿La diversidad cultural humana podría considerarse como parte de la biodiversidad?
Pero sobre todo, el asunto clave es la huella ecológica. Tolstoi se preguntaba: ¿cuánta tierra necesita un ser humano? Ahora hemos de decir, ¿cuántas tierras necesitamos?
¿Cuántas veces hay que cuestionar el modelo de consumo? ¿Hasta dónde hay que forzar la convergencia en un valor medio sostenible? Como si hablásemos de un nuevo comunismo. ¿No es éste el desafío, repartir equitativamente el espacio ambiental disponible por habitante en el planeta?
La ecología de la pobreza, ¿no exige actuar frente a la pobreza como ante la imposibilidad ecológica de la riqueza? Walter Benjamin dejó escrito que “en la historia de la humanidad no hay pieza o elemento civilizatorio que no haya sido también un elemento de barbarie”. ¿No ha llegado el momento de una rectificación radical del concepto lineal, ilustrado, de progreso? ¿No debe descartarse el punto de vista eurocéntrico (luego euro-norteamericano) que ha caracterizado incluso las opciones económico-sociales tenidas por más avanzadas en el último siglo? ¿No debe avanzarse hacia un nuevo laicismo basado en la autocrítica de la ciencia y la crítica del complejo tecnocientífico que domina el mundo?
Se precisa el cultivo de la austeridad (imprimir esa cultura). Y sin embargo, ¿vivimos una vez más la idolatría del gigantismo? ¿Hasta dónde hemos de llegar para ver la necesidad de algún principio de autolimitación?
¿Es razonable enfrentar al eslogan: “la economía, estúpido, la economía”, este otro: “la ecología, amigos, la ecología”?
|